De Colón al naufragio en Lampedusa
El
siglo XV, en pleno renacimiento Europeo se caracterizó por la
diversidad de descubrimientos, la brújula, el astrolabio, las cartas de
navegación, permitieron a las potencias emergentes de entonces iniciar
el proceso de expansión territorial hacia África, Asia y luego lo que
llamaron América.
En
el viaje de búsqueda de una ruta alternativa para la obtención de
especias que conservaran la carne animal y otros alimentos, el 12 de
octubre de 1492 Cristóbal Colón creyó haber llegado a Las Indias, pero
en realidad en la búsqueda de la ruta de las especias se topó con las
tierras de Abya Yala.
Tierras pobladas desde hacía treinta mil años por los descendientes de quienes habían cruzado el estrecho de Bering.
Se
iniciaba así un largo y cruento proceso de conquista y colonización,
expoliación y sometimiento de las poblaciones que aun no ha terminado.
El
impacto del hallazgo de oro y plata en el suelo y subsuelo de América
fue de tal magnitud que a mediados del siglo XIX todavía es mencionado
en el Manifiesto Comunista de Marx y Engels, como un factor de
consolidación de la burguesía como clase dominante y el capitalismo como
sistema en expansión, un fenómeno de tanta importancia como la
circunnavegación de la Tierra.
Cuando se menciona La conquista y colonización de América “se hace referencia al proceso histórico por el cual diversas potencias europeas conquistaron y establecieron sistemas de dominación colonial en el continente americano, desde finales del siglo XV hasta el siglo XIX. Este proceso implicó la desaparición de los grandes imperios americanos, particularmente el Imperio inca y el Imperio azteca, así como el colapso demográfico de la población americana. Simultáneamente, las potencias coloniales impusieron el uso generalizado de idiomas europeos en América, principalmente el español, el inglés y el portugués.”
Desde
hace más de cinco siglos las potencias centrales del capitalismo
expolian a la mayoría de los pueblos de Africa, Asia y América. Pero no
solo eso, además aplican draconianas medidas contra los inmigrantes que
huyen de las guerras y hambrunas producidas por estas mismas Metrópolis.
Ayer
los obligaron a ser anfitriones forzosos, en las últimas décadas los
rechazan como indeseables. El naufragio ocurrido en la isla de Lampedusa
(Italia) que le costó la vida a casi trecientas personas, emigrantes de
Africa es un ejemplo patético de lo que
afirmamos. Cada día en países como Francia, Alemania, España, Italia
Grecia, aparecen casos de racismo y xenofobia, sus víctimas la fuerza de
trabajo barata atraída en épocas prósperas y hoy utilizada como chivo
expiatorio de la crisis reinante.
Toda una parábola de Colón a la globalización excluyente.
Carlos A. Solero
Miembro de APDH Rosario
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