Sí, ¡Qué vergüenza señor ministro! ¡Qué vergüenza!
Usted, ¿sabe, qué es la vergüenza?
Proletario quiere decir obrero. Obrero quiere decir trabajador. Y trabajador es el hombre, la mujer y muchas veces el niño, que producen riquezas que no consumen. Objetos que no poseen. Placeres que no conocen. Esto no sale de alguna elucubración ideológica, apátrida y trasnochada. Esto surge de la vida misma. De la vida cotidiana. Del análisis doméstico. De la feria y del mercado. Del árbol genealógico y las historias clínicas. De la memoria colectiva de todos los que integran la siempre utilizada y luego olvidada clase obrera. Esa que va al paraíso. ¿La recuerda? Era cuando usted empezaba y yo era joven y militante. De pie la aplaudíamos en los modestos cines de Lavalle. De pie y a los golpes peleábamos en las calles en su defensa. Nunca tuve aspiraciones de ministra y lo más alto que llegué fue a Coordinación Federal. En la calle Moreno. Tiene unos sótanos espléndidos. Sórdidos, sombríos, siniestros. Las tres SSS. Se acuerda de las tres SSS alemanas. ¿A usted, alguna vez lo llevaron allí? leer mas
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