Un nuevo juicio a los genocidas del Terrorismo de Estado, se está llevando a cabo en la ciudad de Rosario, la causa Díaz Bessone, ex Feced, que comenzara con los testimonios tomados allá por el año 84 en la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas. (al pie va parcial de informe que agradecemos a H.I.J.O.S.)
Mucho camino hemos recorrido en poco más de un año, desde que comenzaran los Juicios de Lesa Humanidad : hoy podemos entrar con las insignias de las organizaciones y lo que es mucho más importante, con las fotos de nuestros compañeros desaparecidos. Una pelea diaria que no fue corta ni fácil, saldada a nuestro favor con la intervención de la Fiscalía (Dr. Stara) y una decisión oportuna, por lo candente de la situación, de los jueces Dra. Barabani y Dr. Paulucci con el voto negativo del Dr. Venegas Echagüe.
Continuamos, no obstante, teniendo que entregar fotocopias y con una demora de varios días para tener las acreditaciones. En otros lugares del país se entra en el momento con DNI (…”no soy quien le entregará datos a la SIDE”…, nos comentó un inteligente juez mendocino)
Los periodistas tiene cada vez más dificultades para entrar a la Sala de Audiencias, carecen de todo privilegio, hacen horas de espera, lo cual no ayuda a que vayan o tengan ganas de cubrir el juicio. Mucho menos el periodismo alternativo, que suele ser trabajo voluntario o sin salario.
Una nueva medida, totalmente inapropiada, es que dejan entrar al público cuando ya están declarando o los jueces impartiendo sus decisiones. Así, nos perdemos gran parte de los testimonios, al comienzo de la audiencia o después de un receso: no escuchamos ni la decisión de dejar entrar las fotos, o nos enteramos por los abogados que dicen los represores (ej.: Marcote el 1º de diciembre)
Algunos compañeros se han plantado y no comenzaron a hablar hasta que entraron todos y todas, pero son los menos: no se les puede pedir más en ese tremendo momento.
Ni hablar lo que genera el ruido de la puerta (habría que arreglarla), las voces, etc., ya que todo el tramite de identificación y paso por detectores se hace pegado a la Sala (el último control, hay otros antes)
Dicha Sala, pese a ser tan pequeña, tiene reservados cinco lugares para el poder judicial, que jamás han sido cubiertos. Evidentemente un juicio de Lesa Humanidad no le importa al conjunto del Poder Judicial rosarino. Comprensible tal vez, por las veces que se nombra a la Dra Cozidoy como cómplice, que trabaja en otro juzgado federal, a pocos metros. Espacios que quedan vacíos, con gente afuera sin poder entrar. Y uno donde se sienta un gendarme.
En tanto, muchas/os esperamos horas, a veces con un sol calcinante, con frío o con lluvia, buscando un poquito de sombra o reparo, frente a doble enrejado, para poder estar allí, junto a aquellos/as compañeros/as que tienen el increíble coraje de rememorar el horror con detalles, con toda precisión, entereza y firmeza que impida PENSAR QUE ESTAN MINTIENDO. Ya que párrafo aparte merecen los abogados defensores de los asesinos, que se ponen la camiseta hasta sus últimas consecuencias. Baste como ejemplo lo dicho por el defensor oficial Silvio Galarza Azzoni a un testigo que terminaba de contar sus torturas:..”le voy a hacer un interrogatorio!”…. Una provocación increíble frente a la pasividad de los jueces.
Siguen siendo los sobrevivientes, sus familiares y compañeros/as, los que se llevan la peor parte. Díaz Bessone, Lofiego y Scortechini, se escudan en la legalidad que les permite no estar en la Sala para no dar la cara, mientras se escuchan testimonios aterradores de lo pasado, que aún permanece, como dijo un testigo…”en el miedo que aún tengo””…. “a la noche me despierto, a las 3, 4 de la mañana y me levanto a ver si no me vienen a buscar”….u otra…”me violaron… y ahora tengo miedo de que se crucen con mi hija adolescente en la calle…porque están libres…”
Eso no les impide reivindicar su lucha, sus compañeros/as desaparecidos/as, sus historias de resistencias y hacer saber que continúan luchando por justicia, y así lo harán hasta que todos los genocidas tengan cárcel común, perpetua y efectiva.
Un testimonio muy especial, del cual rescatamos una frase ineludible para las nuevas generaciones de militantes: “Quiero decir una cosa. En el SI todos los secuestrados tuvimos el mismo grado de no libertad, lo que no tuvimos fue las mismas actitudes ética y morales, porque aun quienes dieron datos en la tortura luego se sumaron a las denuncias. Hay un límite en la vida, hay que hacerse cargo de lo que se elige, hubo compañeros que heroicamente en la picana no dieron ni los apodos”. Sra María Inés Luchetti de Bettanin (Nené)
Esas nuevas generaciones que se van acercando con infinidad de propuestas, actividades, para llevar a cabo día tras día, nos abren las puertas de las facultades, donde damos cantidad de charlas, invitamos a los juicios, en definitiva, hacemos lo queestamos seguros serán estos Juicios : Una escuela de ética, de principios, de coraje , de lucha, de memorias, de verdades nunca dichas, de donde jamás se sale igual a como entraste, la sala de audiencias es la mejor escuela que podemos darle a nuestros jóvenes, y ese es un compromiso de muchos /as QUE:
NO OLVIDAMOS, NO PERDONAMOS, NO NOS RECONCILIAMOS
APDH ROSARIO