La guerra no ha terminado
Entre
fines de abril y comienzos de mayo de 1945 quedó en evidencia que los
aliados encabezados por EE UU, la URSS, Francia e Inglaterra había
vencido al Eje Roma-Berlín-Tokio, sin embargo los horrores producidos
por la conflagración bélica continuarían para miles de personas en
diversas latitudes.
En efecto,
en agosto de 1945 el gobierno norteamericano de Harry Truman concretó
el lanzamiento de bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de
Hiroshima y Nagasky, y la acción destructiva absurda y criminal dejó
además de la devastación de ese momento efectos irreversibles para las
víctimas sobrevivientes de los ataques y generaciones sucesivas
afectadas por la radiación nuclear.
Como
señalan los testimonios de diversos partícipes involuntarios, o más
bien, víctimas de la Segunda Guerra Mundial la rendición de Alemania, la
caída del régimen fascista en Italia y aun la rendición del imperio
Japonés no atenuó los daños a la población civil.
Allí están
los escritos conmovedores y lúcidos de Jack Fuchs, sobreviviente del
Holocausto perpetrado por los nazis quien cada año evoca que los campos
de concentración y exterminio no fueron motivo de preocupación ni para
EE UU, ni para la Rusia de Stalin.
Los libros de Primo Levi, por ejemplo su trilogía sobre Auschwitz-Birkenau describe
el horror durante la guerra y las desventuras luego de mayo del ´45. El
luchador español Lope de Massaguer dejó su memoria escrita acerca de
Mathaussen, uno de los siniestros ámbitos de explotación y destrucción
masiva de personas erigidos por el nazismo. El libro Fin de trayecto (Un
anarquista en los campos de la muerte), testimonio valiente de alguien
que combatió al fascismo en España y luego fue atrapado por los
hitlerianos.
Los
datos fácticos señalan en 1945 terminó la Guerra Mundial, pero como
afirma Erich Fromm el siglo XX fue escenario de más guerras que todos
las centurias anteriores de la historia registrada.
En
el nuevo milenio no parecen haber menguado las posibilidades de
autodestrucción de la especie humana a causa de las maniobras de los
fabricantes de armamentos ni de la perversa ambición expansionista de
las potencias mundiales, estos multiplica los conflictos
permanentemente. .
Cabe
preguntarse a la luz de los actuales acontecimientos en Libia, Egipto,
Siria, Afganistán, Irak, y muchos otros territorios como Sudán ¿La
guerra ha terminado?
En
modo alguno, variaron los escenarios pero el horror persiste, también
la vocación de resistir a estos flagelos que cimentan privilegios de
minorías.
Carlos A. Solero
Miembro de APDH Rosario
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