La persistente presencia de los ausentes
Si
la intención de proceso represivo cívico militar iniciado a mediados de
los años setenta en el pasado siglo fue borrar en la sociedad las
ansias de rebeldía y libertad es preciso decir que a pesar del baño de
sangre y horror que perpetraron con la secuela de secuestrados,
torturados y desaparecidos no pudieron concretar plenamente su objeto.
Hay también huellas de esas marcas.
Está
incita en la acción humana al menos desde la antigüedad enfrentar la
opresión y las tiranías. En la dialéctica de la dinámica social siempre
hay al menos un puñado de personas que aun en condiciones oprobiosas
deciden rebelarse.
Si
bien la demagogia ejercida por los poderosos de diversas épocas ha
conseguido domesticar a las masas con diversos mecanismos de
sometimiento y dominación, hay hitos en la historia contada a
contrapelo, como diría Walter Benjamin, que muestran que no todo ha sido
resignación y arrebañamiento.
Desde
la rebelión de Espartaco y los esclavos contra el Imperio Romano,
pasando por las innumerables insurrecciones campesinas durante Edad
Media europea y los múltiples movimientos de resistencia indígena en
América y muchas más en todo el mundo.
En
los años sesenta y setenta toda una generación plantó cara a los
explotadores, los opresores y las injusticias, desde prácticas de
pedagogía del oprimido inspiradas en el método de Paulo Freire, pasando
por las experiencias de organización gremial obrera y estudiantil
autónoma de las anquilosadas estructuras burocráticas. Hitos como las
intersindicales clasistas, las Ligas Agrarias, etc.
Estas
experiencias dejaron marcas y abrieron brechas para las nuevas
generaciones de luchadores sociales, están presentes en el presente.
En
estas líneas y a través de algunos de sus poemas deseamos evocar al
poeta y docente Roberto Jorge Santoro, detenido-desaparecido el 1 de
junio de 1977, por las hordas represivas de la dictadura cívico-militar.
Dejó
escrito Santoro en su poema Curriculum: Dirán de mí, era débil, no lo
pudo matar a dios del priner tiro, anduvo por el continente perdido de
la tristeza, como un perro sin patas, pero dirán de mí, todavía está
entero, atraviésenlo cono inmoralidades es la única manera que muera.
O
en otros versos: Si es singular/ tu forma de conjugar el mundo/pocos
habrán de oírte. Los que no creemos en la inspiración, porque amamos los
oficios, los que no buscamos la magia, porque vivimos la realidad, los
que olvidamos el ocio, porque caminamos a la búsqueda, chocamos las
copas de la fraternidad , para entregarte esta frase de Arlt, que
servira para siempre, “el futuro es nuestro por prepotencia de trabajo”.
A
treinta y siete años del infausto 24 de marzo de 1976 es posible decir
como el poeta Neruda que podrán arrancar todas las flores, pero no
podrán detener la primavera.
Memoria y resistencia contra el olvido.
Carlos A. solero
Miembro de APDH –Rosario
22 DE MARZO DE 2013
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