Muchas veces, cuando recibimos información y noticias sobre la prostitución infantil o el trabajo de niños en la calle, pensamos en que lugar quisiéramos que estén... porque cuando trabajan, no están en la escuela, y cuando son explotados no están jugando.Pero esta situación, se vislumbra y percibe como el drama real que es y no como un divertimento que repercute también en el ámbito mediático, pese a su violencia, pero de otra manera.
Concretamente, la exposición de los niños en televisión que se produce en el concurso de baile del programa que produce Marcelo Tinelli, es cuanto menos preocupante. Más preocupante, es preguntarse qué proyecto tienen sus padres pensado para ellos.Qué sucede cuando el negocio de presentar niños, en lugar de adultos que buscan su minuto de fama, se convierte de simpático en peligroso, de quien es el sueño que se cumple cuando llegan a la pantalla.Ambos responsables, el explotador del espectáculo y los padres, parecieran estar pensando en otra cosa completamente distinta al cuidado y la felicidad de los niños.Si a todo esto le sumamos que actualmente nuestro país es un destino elegido para el turismo sexual y naturalizamos la desesperante situación de la desaparición de niños/ niñas y adolescentes; todos, participantes, televidentes y comunicadores, debemos examinar si realmente queremos alentar una exhibición en la cual un grupo de "reconocidos artistas" les dice por ejemplo a los niños concursantes: * “me gustaría ver más sensualidad” * “ el "perreo" estuvo muy bueno” * “ son muy sexys, tienen mucha sensualidad”Como si esto no bastara, podemos agregar el condimento de que la competencia lleva a eliminar a los niños en rondas en las que la “crítica” del "jurado" puede ser difícil de tolerar y hasta acarrear lágrimas.Debemos evaluar si queremos este modelo de niños, que en realidad son adultos en medida pequeña, y si se están tomando en cuenta las consecuencias de exponerlos a circunstancias que corresponden al ámbito de los adultos, como la sexualidad o el trabajo.Nuestra sociedad cuenta con sobrados y lamentables ejemplos de lo que sucede cuando creemos que un problema a nosotros no nos afecta y cuando comenzamos a naturalizar los atropellos a los Derechos Humanos.Creemos que el concurso del programa de televisión de Marcelo Tinelli, abre una peligrosa puerta hacia la comercialización de la imagen sexual a través de los chicos, que por otro lado es característica del esquema del programa, con el aval de sus padres, que de ninguna manera alcanza para legitimar tal situación.Creemos que es indispensable la intervención de las autoridades correspondientes para tutelar los intereses de los niños, para demostrar que los intereses económicos de los empresarios del medio televisivo nunca pueden estar por encima de sus derechos.Tomaremos prestada una frase a modo de reflexión "Sin clientes, no hay prostitución infantil".
ROSARIO, 10 DE JUNIO DE 2009
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