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ROSARIO
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lunes, 24 de diciembre de 2012

El problema es la normalidad
  
Lunes, 24 de Diciembre de 2012 11:48 Pelota de Trapo publicación 
(APe).- -La verdad, creíamos que íbamos a pasar una noche complicada por lo agitado que fue el día viernes. Pero los refuerzos policiales y la presencia de los agentes territoriales de la Municipalidad generó tranquilidad y no hubo hechos violentos. Retomamos el funcionamiento normal de la ciudad – dijo el secretario de gobierno de Rosario, Fernando Asegurado en horas del sábado 22 de diciembre. 
Una reflexión sobre la que habría que pensar en profundidad.
Palabras que acompañaron al descenso de las aguas turbulentas de la segunda tormenta desatada en los últimos días en el sur de la provincia de Santa Fe.
Porque después del casi medio millar de evacuados por las consecuencias de la tormenta del miércoles 19 de diciembre, entre ellas las muertes de dos personas, una mujer y un muchacho de 19 años que se logró salvar a un chiquito de ser tragado por un desagüe pero no pudo sobrevivir; entre la tarde y noche del jueves, mañana y tarde del viernes, se desató la otra tormenta, la que venía de abajo, enrarecida por insumos sociales y económicos que estaban más allá de las urgencias.
Luciano Carrizo, de 22 años y con un balazo en el tórax, y Silvia Barnachea, de 25 años, como consecuencia de una puñalada y no por un corte en el pie como se informó en un primer momento, sufrieron efectivamente el fin de sus mundos el viernes 21 de diciembre.
No fueron los días de mayo de 1989 en el final del alfonsinismo ni tampoco los de diciembre de 2001, en los tiempos últimos de De La Rúa, el corralito y el estado de sitio.
La comida no era el objetivo de los que irrumpieron en supermercados, la mayoría de ellos en manos de comerciantes asiáticos que el lugar común define como “chinos”. De allí el tácito acuerdo entre las distintas organizaciones sociales y políticas de la región del Gran Rosario de definir estos hechos como vandálicos.
Pero la característica distinta fue la notoria participación de sectores sociales que forman parte de las bandas que viven del narcotráfico en las diferentes barriadas de la ciudad de la bandera.
-Mirá, es muy simple: la policía es socia de los narcos y los chinos no ponen plata, no les pueden sacar un peso…pensá lo que quieras – le dijo un vecino de la zona de Cerrito al 4300 a un periodista del diario “El Ciudadano”.
Más tarde, la hipótesis narco estuvo en la boca del propio ministro de Seguridad de la provincia, Raúl Lamberto y en los dichos del diputado Eduardo Toniolli.
Y es en esa idea donde reside el problema de “retomar el funcionamiento normal de la ciudad”, como dijo el secretario de Gobierno, Fernando Asegurado.
Porque en esa normalidad hay muchas armas, muchas drogas y mucha corrupción policial en los barrios de la ciudad.
En esa normalidad hay pocas escuelas secundarias donde la mayoría de las pibas y pibes terminen el ciclo, al contrario, cada vez son menos los que completan la llamada educación media.
En esa normalidad hay poco trabajo estable, en blanco y bien pago para las pibas y pibes mayores de dieciocho años.
En esa normalidad hay pocos lugares para hacer deportes, producir arte o jugar en espacios públicos.
Es en ese “funcionamiento normal” de la ciudad donde nacen estas nuevas tormentas sociales.
El problema es esa normalidad. Creer que esa naturalización del narcotráfico y la corrupción policial pueden generar paz social, justicia y convivencia tal como lo exigen los calendarios de las fiestas de fin de año.
Contra es normalidad hay que pelear para que las pibas y los pibes sientan que tiene sentido vivir en estos arrabales del mundo y que la palabra futuro no depende de lo que se ofrece en las vidrieras de las casas que venden electrodomésticos.

Fuentes: Diarios “La Capital”, “El Ciudadano & La Región”, “Rosario/12” y fuentes propias entre los días 20 y 23 de diciembre de 2012.

Edición: 2352

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