Excelente opinión que compartimos
Banalización de lo trágico
La
presentadora del resumen de noticias de medianoche en un canal de cable
anuncia la continuidad de las imágenes aun por exhibir. Una miscelánea
de tópicos todos mezclados sin orden de importancia que van desde el
nacimiento en cautiverio en un zoológico de alguna especie animal en
vías de extinción, pasando por una cumbre de mandatarios de la UNASUR ,
frivolidades de la farándula local y global.
Hasta
allí nada nuevo, continúan sus anuncios con tono meloso y una
resplandeciente sonrisa y dice ahora, en instantes las imágenes captadas
por un automovilista con su teléfono móvil que muestra las explosiones
producidas por la colisión de un camión con semiremolque que
transportaba tubos con sustancia inflamable.
En
efecto, minutos después en la pantalla observamos los estallidos uno
por uno de los tubos, como si fuera una escena más de las películas de
cine catástrofe, que provienen de las usinas de la industria cultural
Si
hacemos una recorrida por los diversos canales esta patética escena del
presentador sonriendo sin discriminar ficción de realidad, aparece como
una pesadilla cotidiana que se impone a una teleaudiencia, a la que se
pretende acrítica, alienada en el deseo de adquirir mercancías, esas
mercancías también pueden las noticias cargadas de morbo por los
feminicidios que no cesan.
Este
banalización de lo trágico en la vida cotidiana y el efecto
multiplicador de los instrumentos mediáticos, es un dispositivo más de
la aplicación de los mecanismos de dominación, como nos hicieran
vivenciar en una Matrix.
Como afirma el filósofo Slavoj Zizek:“ Otra memorable escena de The Matrix,
es aquella en la cual Neo tiene que escoger entre la píldora roja o la
azul. Su opción es entre la Verdad y el Placer: el despertar traumático a
la realidad, o la persistencia en la ilusión regulada por la Matrix.
Neo escoge la Verdad - en contraste al carácter-personaje más
despreciable de la película, el agente-informante entre los rebeldes que
recoge con su tenedor un pedazo rojo y jugoso de un bistec y dice:
"Usted sabe, yo sé que este bistec no existe. Yo sé que la Matrix está
diciendo a mi cerebro que es jugoso y delicioso. ¿Después de nueve años,
usted sabe lo que yo he comprendido? La ignorancia es la felicidad." Él
sigue el principio de placer que le dice que es preferible quedarse
dentro de la ilusión, incluso si uno sabe que es sólo una ilusión.”
Claro
que no es una mera cuestión de noticieros y presentadores mediáticos,
se trata de nuestras propias vidas y su banalización por este perverso
sistema, donde a cada rato nos asalta “el desierto de la realidad” con
sus emboscadas y coartadas filosóficas, que debemos impugnar
integralmente.
Carlos A. Solero
casolero_1@hotmail.com
Carlos solero es Miembro de Mesa Directiva APDH Rosario
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