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ROSARIO
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domingo, 6 de enero de 2013

  • Entre mis contactos en Face hay trabajadores de las más variadas ideas. Los hay militantes de organizaciones sociales o políticas y están los que no son militantes, pero que también tienen ideas políticas aunque no lleven puesta ninguna camiseta.
    Hablar en contra de la burguesía empresaria, financiera o agraria es emitir un juicio político. Criticar a la presidenta, al gobernador o al intendente es hablar de política. Expresar nuestro desagrado por la inflación es hablar de política, y hablar en contra de la gente que vive en la villa también es hablar de política, aunque el emisor del enunciado se desviva en explicar que “en política no se mete”. 
    Entre las tantas cosas que suben a sus muros muchos trabajadores, hay una que me ha llamado particularmente la atención. Las imágenes son de gente pobre a la que se le atribuyen todos los males. Si un trabajador gana poco o le descuentan el impuesto a las ganancias, la culpa es de “los negros que cobran el plan descansar”. 
    Además de leer lo que escribe la gente, voy a trabajar todos los días, subo al colectivo, hago las compras, y mientras hago todo eso, trato de escuchar qué piensa la humanidad que me rodea. Cuando se da la oportunidad, también debato.
    No soy una intelectual. Soy una trabajadora que a veces practica algunos ejercicios de reflexión y escritura. 
    No hay teoría sin práctica, ni práctica sin teoría. Todos los intelectuales hablan desde un marco teórico e intentan interpretar la realidad desde un marco teórico. El resto de los mortales también lo hacemos, pero con muchísimas menos herramientas y a veces sin ser demasiado conscientes de cuál es ese marco teórico. 
    Según Eduardo Grüner, sociólogo, ensayista, crítico cultural, Doctor en Ciencias Sociales, ex docente de la UBA y jubilado de manera compulsiva por las autoridades del claustro anteriormente citado, “..a las masas se les hace cada vez más evidente la asociación del gobierno con el gran capital concentrado (“nacional” tanto como externo: Barrick Gold, Monsanto, etcétera) y su subordinación a la lógica financiera global".
    Siempre pensé que cuando los intelectuales marxistas se jubilaban tenían más oportunidades de estar en contacto con los trabajadores. Siempre creí que reflexionar sobre la realidad y escribir sobre ella requería de algún ejercicio de escucha. Por lo menos esperaba eso de Grüner. 
    Un universo muy pequeño de trabajadores sabe quiénes son los tipos que están en estas imágenes, cuáles son las burgueses aliados al gobierno y cuáles son aquellos con los que coyunturalmente confronta. Creo que a los que más conocen es a Biolcatti y a Magnetto. 
    En la jerga del ciudadano de a pie y parafraseando lo que “gritan” los muros, yo podría decir que el representante de Monsanto en Argentina , Polo Rocca, Peter Munk, Biolcatti, Grobocopatel, los Mitre, Magnetto, Ernestina Noble o Jorge Brito, son los que en realidad cobran los “planes descansar”, y que los cobran porque nos roban a los trabajadores. 
    He charlado de esto con otros trabajadores. Muy pocos piensan como yo. No noto que estos tipos figuren aún entre su listado de enemigos. De lo contrario, cuando se enojan con la presidenta hablarían en contra de sus aliados y no en contra de la gente pobre. 
    Sin ánimo de quitarle mérito a la amplia producción teórica de Grüner de la que me he nutrido durante varias décadas, hoy me tomo el atrevimiento de sugerirle que aunque no vaya a trabajar, se suba al colectivo, haga cola para pagar impuestos o cobrar su jubilación, hable en la granja con su vecino o vecina y después se tome un ratito para reflexionar.

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