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ROSARIO
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miércoles, 19 de septiembre de 2012



Manos y alas

Aplaudimos como respuesta a algo que valoramos y apreciamos.  Puede ser un buen orador que nos ha conmovido con sus claras palabras llenas de sabiduría o una orquesta que nos ha emocionado interpretando un excelente concierto. En una ocasión me uní en un aplauso a una puesta de sol que teñía de rosado el horizonte del mar.
El aplauso forma parte de la celebración de la vida cuando una personita comienza a caminar o en la celebración de algún hecho especial de la familia o la comunidad.
Recuerdo el aplauso de despedida  por la vida de alguien que dejaba  huellas hondas por su enseñanza  y compromiso con la sociedad.
Hace tres días  fui parte en el aplauso de la multitud al escuchar la lectura de las sentencias  por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura militar en nuestro país, estábamos frente a la sede de la Universidad  Nacional del Sur en la ciudad de Bahía Blanca. 
¿Quienes aplaudían? Hombres y mujeres que lucían canas, jóvenes usando camisetas con textos sobre el juicio, abuelos y abuelas con sus nietos, adolescentes que escuchaban con asombro la lista de delitos aberrantes ocurridos en un tiempo por ellos no vividos.
Mirando la escena me vino una pregunta:
¿Qué aplaudían? Varios fallos que hablaban de 14 cadenas perpetuas y años de prisión en cárceles comunes a otros cómplices en los hechos.
Aplaudían el triunfo de la verdad y la justicia sobre la impunidad y el manto de olvido. Esa impunidad que fue un muro, como tantos otros en el mundo, muy difíciles de romper. Ese olvido que intentó borrar aquel inhumano pasado.
 ¿A quienes aplaudían? quizás, sin saberlo, a jueces, fiscales, querellantes, secretarios  y cientos de personas que dieron testimonio de la verdad no sin dolor en el corazón y lágrimas en los ojos. 

Largos y sonoros aplausos que impulsaron a muchas palomas a largarse  a volar desde la terraza de altos edificios como señal de que al batir sus alas se unían en  los aplausos.
Manos y alas celebrando la victoria de la justicia.
Pasaron muchos años para llegar a este momento que nos dice, no ha sido en vano el caminar de las Madres, la búsqueda de las Abuelas, la lucha de Organismos de Derechos Humanos y Sociales en defensa de la vida.  Tampoco  fue en vano la esperanza.

Aldo M. Etchegoyen ( Co Presidente APDH Nacional)
Septiembre 15 - 2012

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