Manos y alas
Aplaudimos como respuesta a algo que valoramos y apreciamos. Puede ser un buen orador que nos ha conmovido
con sus claras palabras llenas de sabiduría o una orquesta que nos ha
emocionado interpretando un excelente concierto. En una ocasión me uní en un
aplauso a una puesta de sol que teñía de rosado el horizonte del mar.
El
aplauso forma parte de la celebración de la vida cuando una personita comienza
a caminar o en la celebración de algún hecho especial de la familia o la
comunidad.
Recuerdo
el aplauso de despedida por la vida de
alguien que dejaba huellas hondas por su
enseñanza y compromiso con la sociedad.
Hace
tres días fui parte en el aplauso de la
multitud al escuchar la lectura de las sentencias por delitos de lesa humanidad cometidos
durante la dictadura militar en nuestro país, estábamos frente a la sede de la Universidad Nacional del Sur en la
ciudad de Bahía Blanca.
¿Quienes
aplaudían? Hombres y mujeres
que lucían canas, jóvenes usando camisetas con textos sobre el juicio, abuelos
y abuelas con sus nietos, adolescentes que escuchaban con asombro la lista de
delitos aberrantes ocurridos en un tiempo por ellos no vividos.
Mirando
la escena me vino una pregunta:
¿Qué
aplaudían? Varios fallos que
hablaban de 14 cadenas perpetuas y años de prisión en cárceles comunes a otros
cómplices en los hechos.
Aplaudían
el triunfo de la verdad y la justicia sobre la impunidad y el manto de olvido.
Esa impunidad que fue un muro, como tantos otros en el mundo, muy difíciles de
romper. Ese olvido que intentó borrar aquel inhumano pasado.
¿A quienes aplaudían? quizás, sin
saberlo, a jueces, fiscales, querellantes, secretarios y cientos de personas que dieron testimonio
de la verdad no sin dolor en el corazón y lágrimas en los ojos.
Largos
y sonoros aplausos que impulsaron a muchas palomas a largarse a volar desde la terraza de altos edificios como
señal de que al batir sus alas se unían en los aplausos.
Manos
y alas celebrando la victoria de la justicia.
Pasaron
muchos años para llegar a este momento que nos dice, no ha sido en vano el
caminar de las Madres, la búsqueda de las Abuelas, la lucha de Organismos de
Derechos Humanos y Sociales en defensa de la vida. Tampoco fue en vano la esperanza.
Aldo
M. Etchegoyen ( Co Presidente APDH Nacional)
Septiembre
15 - 2012
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