Furia estatal desatada
La
furia represiva de las fuerzas estatales se continúa manifestando de
modos diversos pero siempre cruentos en distintas latitudes del país.
En
los últimos días se ha concretado un despliegue de fuerzas represivas
que afectó a los pobladores de región de Famatina en La Rioja ,
trabajadores docentes y miembros de la multisectorial que apoya su lucha
en el Chaco. También la Capital Federal con la destrucción del taller
protegido de los internos del Hospital Borda fue escenario de la saña
represiva y en la ciudad de Río Gallegos en la provincia de Santa Cruz
trabajadores fueron atacados por escuadrones gubernamentales.
Una
violencia estatal que no cesa, una política estatal deliberada de
judicialización de las protestas sociales. A esta altura son miles los
procesados por participar en estas acciones de enfrentamiento a los
ajustes y atropellos gubernativos.
Los
discursos oficiales buscan distraer la atención, pero la realidad
desnuda lo evidente, la convivencia de las fuerzas represivas estatales
con los propietarios de capitales mineros y grupos económicos
concentrados que son los que fijan e imponen como sea las reglas del
juego.
La
resistencia de los pobladores contra la actividad minera no responde a
cuestiones atávicas, ni folklóricas. La contaminación del agua y el
despilfarro que hacen estas empresas pone en riesgo la supervivencia de
los habitantes de esas tierras.
La
resistencia de los miembros de la etnia Qom que siguen siendo atacados y
asediados en el nordeste es la expresión de las maniobras de extensión
de la frontera para el cultivo y explotación de la soja. Los métodos
siguen siendo el exterminio de la población autóctona y su
estigmatización como en las campañas del Gran Chaco emprendidas desde
fines del siglo XIX y que siguieron hasta los años cuarenta en el pasado
siglo XX.
Sólo la resistencia solidaria y autoorganizada podrá ponerle coto a estos atropellos.
Las
actitudes de soslayo a estas crueles realidades son una forma de
complicidad objetiva con los ejecutores de estas políticas, debemos
derrotar a la apatía con la acción coordinada de los de abajo.
Carlos A. Solero
Miembro de APDH Rosario
14 de Mayo de 2013
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