“SOY UNA MUERTA CAMINANDO”....
Opinión en párrafos cortos (esta nota me publicó la Revista Viento en Contra
Por Norma Ríos- APDHRosario
)
….“Soy
una muerta caminando”, aseguró Norma Acosta, ex esposa de Miguel Ángel
Saboldi, alias Japo, quien falleció el viernes pasado (12
/04/2013) durante un incendio “intencional” en la Alcaidía de la Unidad
Regional II”…..
…"Mi
marido me mandó un mensaje de texto diciéndome que lo iban a matar. Fue
cinco minutos antes de que empezara el incendio. Pedro Jorge González
es quien mandó a matar a mi marido y padre de mis hijos. Y El Pollo
(Luis Orlando) Bassi agitó a su gente, a la que tiene en la alcaidía,
para que lo mataran", afirmó la mujer. Luego de que Acosta lanzara estas
fuertes imputaciones contra el Intendente de esta localidad del sur
provincial, Pedro González salió por una radio a admitir que era “amigo”
de Japo Saboldi….”
(Diario Cruz del Sur)
Si bien Saboldi había sido
detenido en una causa por drogas y "tenencia de armas" el jueves 4, la mujer dijo que "la droga se la mandaron a poner…”
(Acosta
) ..”ratificó ayer en la Justicia las acusaciones contra Luis "Pollo"
Bassi y el intendente de Villa Gobernador Gálvez, Pedro González, por la
autoría de esa muerte. Tras las acusaciones, González pidió que confíen
en él y aclaró que se equivocó al decir que conocía a Saboldi.…”
..”Acosta
estuvo 2 horas en el Juzgado, con su abogado…"Querían que mi marido se
uniera a González, pero él se negó, y los Bassile dijeron `estamos en
guerra, los vamos a matar de a uno'". Ella sostiene que Bassi está en el
tráfico de drogas. También se pudo saber que mencionó como"jugadores
del intendente" a personal policial, y que quienes se llevaron detenido a
Saboldi le
dijeron "mirá bien a tu familia; despedite porque de ahí no salís
más".(Rosario12)
Hasta
acá párrafos de una historia que llevó hojas y hojas de periódicos, que
aún continúa y que seguramente terminará como tantas otras en la más
absoluta impunidad, en una provincia donde, valga como ejemplo, tenemos
preso a uno de los más recientes Jefes de Policía acusado de cómplice
del narcotráfico. Con todo lo que eso significa. El miedo de Norma
Acosta no es una fantasía. Sin dudas ella y sus hijos corren peligro.
Pocos
días antes de los hechos antes citados, Pedro González se había
despachado a gusto con diarrea verbal incontenible en un acto donde , a
decir verdad, lo escuchaban, además de centenares de personas y los
miles que lo vieron por TV abierta, un silencioso y apocado Ministro de
Seguridad...”González,
encendió una nueva polémica por la creciente inseguridad que se instaló
en su ciudad, próxima a Rosario. Ante el propio ministro de Seguridad,
Raúl Lamberto, durante un acto en el cual el gobierno provincial entregó
movilidad a la policía de ese distrito, González se preguntó y
respondió: "¿Cuántos serán los que roban?¿Veinte, treinta?. Y bueno,
matémoslos a todos y listo", señaló en su discurso”…(La Nación.com)
No es un mensaje menor a tener en cuenta frente a las acusaciones por los hechos sucedidos pocos días después.
No es un mensaje menor a tener en cuenta frente a las acusaciones por los hechos sucedidos pocos días después.
Aunque
estos pequeños párrafos dan para hacer un estudio de sectores de
nuestra sociedad y sus "clocleos" miserables
pidiendo seguridad (sólo para sus propios bienes), los medios de
comunicación, la corrupción, la justicia, los gobiernos (aunque sean
elegidos “por el pueblo”), etc. etc.etc., quiero poner el eje en la
profunda y asqueante hipocresía que atraviesa a nuestra sociedad frente a
un problema que nos aqueja como ciudadanos y seres humanos aunque no
queremos enterarnos.
El
narcotráfico y todo lo que acarrea, su camino de devastación y dolor,
con muertes de miles de jóvenes con sus cerebros extraviados , caídos
bajos las balas policiales, pudriéndose en cárceles infames, con penas
de muerte extrajudiciales reales y efectivas, es una guerra que se pelea
en todos los planos, en todos los territorios y que genera beneficios y
complicidad entre la policía, los gobiernos, la justicia, y también la
de personas
que ven en su venta y distribución un trabajo no más doloroso y
humillante que ser explotado en negro en una fábrica o en una casa de
familia. Porque a decir verdad, pocos son los/as jóvenes que se
encuentran en los bunkers y demás, que tienen posibilidades de llegar a
las universidades, que aunque gratuitas (lo son?) sólo son un lugar de
privilegio para pocos/as. O tan sólo de un trabajo digno que les permita tener sueños menos efímeros que ser narcos.
Pero
están los verdaderos beneficiarios de esa guerra, esos que impunes e
intocados, enriquecidos y soberbios, saben que pueden ser votados por
miles para que aplique “la mano dura tan necesaria” para “terminar con
el delito”. Así, algunos mueren tristemente quemados/asesinados en la
cárcel y
otros nos gobiernan durante años. Aunque cometan los mismos delitos.
Pero quien abraza al gobernante y lo sienta en sus mesas y salones, nos
avisa a los ciudadanos que tengamos cuidado con meternos, que está todo
bien, que no vale la pena preocuparse, porque los muertos “eran narcos”,
como si eso justificara su asesinato.
Del
1 de enero al 28 de abril de 2013 (cambiará la cifra hasta que esto se
publique?) 79 muertos/as-asesinados/as en las calles rosarinas , entre
tiroteos, asaltos, ejecuciones, “daños colaterales”, a los que agregamos
desapariciones y heridos por decenas, nos hablan de una guerra real y
visible por el territorio de los diferentes cartels de droga locales.
Esta
guerra se traslada, sin dudas, a uno delos espacios más controvertidos,
la cárcel, donde conviviendo policías y ladrones, penitenciarios y
narcos, criados y crecidos en los mismos espacios de necesidades y
miserias, entremezclan sus destinos sin que la línea pueda demarcarse
con claridad, y mucho menos certezas.Y también tiene sus espacios en los
sillones junto a algunos políticos, que gobernando o no, no le hacen
asco a ese dinero tan necesario para las campañas.
El
asesinato por encargo, por dinero, dentro o fuera de las cárceles, son
una realidad ya inocultable. No quedan pruebas, solamente certezas. Que
las barriadas silencian como propias.
La indiferencia frente a las denuncias es de una
desidia insoportable. El incendio de una cárcel para lograr ese cometido
es una responsabilidad total de un gobierno que en este tema aparece
como perdido y descontrolado. Reflejando, tal vez, la ceguera de una
sociedad que encontrará a sus propios hijas e hijos en ciudades
imposibles de vivir con la libertad que merecemos.
Decimos la verdad hace muchísimos años, aunque no nos escuchen.
Rosario, 30 de abril de 2013
NO OLVIDAMOS, NO PERDONAMOS, NO NOS RECONCILIAMOS
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